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¿Está preparada la Justicia y el Derecho para atender el trauma?

 

En este artículo te expongo tres casos en los que la justicia ha visto trauma y cómo lo ha atendido. Tres casos no pueden extrapolarse a lo macro, pero nos puede acercar al sonido que suena, al aire que se respira en justicia cuando estamos delante del trauma.

CASO 1

El 20 de marzo de 2018, la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Navarra dictaba la Sentencia núm. 38/18, en el conocido caso de “la manada”. Era una resolución de 371 páginas, 238 de las cuales contenían el voto particular de uno de los magistrados. 

En ese voto particular hay escrito “(…) ¿qué manifestación hizo usted, de cara a ellos, para que supiesen que usted estaba en situación de shock y que estaban teniendo esa situación de relaciones sexuales sin consentimiento por su parte? (…) hizo algún gesto, alguna manifestación, alguna actuación suya dio a enten (…)”.

“(…) una duda más que razonable respecto a que los acusados fueran conscientes, aun cuando se diera por acreditado, que tampoco lo está, que la denunciante se encontraba en la situación de bloqueo o shock que la mayoría de la Sala ha dado por probado (…)”

Ese voto particular absolvía a los acusados de los delitos de agresión sexual y de robo con intimidación, y los condenaba únicamente por un delito leve de hurto.

CASO 2

Durante este año 2023, en un juzgado de instrucción de la província de Girona, estaban en el despacho del juez, éste, el fiscal, el abogado de una víctima de un delito y el abogado del detenido, y la víctima del delito, a punto de empezar su declaración judicial. 

En un momento dado,  mientras relataba los hechos, la víctima se puso a temblar. Sus piernas temblaban tanto, que trataba de cogérselas con las manos para que parasen, sin conseguirlo.

Se disculpaba, excusándose por estar temblando, sin saber porqué le temblaban sus piernas y pensando que estaba haciendo algo mal.

Pero, el resto de personas presentes, continuaban con el interrogatorio.

No siendo su abogado, el de la defensa del detenido, pidió al juez parar con la declaración; y, aunque no era su cliente, le pidió a la víctima que respirara inhalando y exhalando por la nariz y que apoyara  las plantas de sus pies en el suelo. Ya que sólo apoyaba las puntas.

Como habían hecho llamar al médico, cuando éste llegó, todos salieron fuera de ese despacho, dejando a la víctima con el médico.

Al entrar de nuevo, la víctima del delito manifestó que el médico le había dicho que ese temblor eran simplemente sus nervios ante el estrés, por estar en el juzgado declarando.

CASO 3

En 2013, un Dj manoseó a una chica de 27 años,  llamada Taylor Swift, por debajo de la falda, en un photocall.

Los hechos se juzgaron en 2017. En el documental “Miss Americana”, ella manifestó:

Esto me pasó a mi. Se lo dijimos a su jefe, lo investigaron, lo despidieron. Y me demandó por millones de dólares. Y lo demandé por un dólar. Fuimos al Juzgado y había una persona en una silla giratoria, mirándome como si le hubiera hecho algo. Lo primero que te dicen en el juzgado es ¿Por qué no gritaste ni reaccionaste antes? ¿Por qué no te alejaste de él? Entonces su abogado se levanta y miente. Siete personas lo vieron hacer eso y teníamos una foto del hecho. Me enfadé mucho. Me enfadé por tener que estar ahí, porque esto les pase a las mujeres. Me enfadé porque pagan a gente por enfrentarse a las víctimas. Me enfadé porque tergiversaron los datos. 

No tienes sensación de victoria cuando ganas porque el proceso te deshumaniza.

Esto es con siete testigos y una foto. 

¿Qué pasa si te viola y es tu palabra contra la suya?

(…) Yo solo quería recordar que tal día como hoy hace un año, no estaba cantando en un estadio repleto de Tampa. Estaba en un juzgado de Denver, Colorado. Y la verdad es que estaba en un juicio por abusos sexuales. Tal día como hoy, hace un año, fue el día en que el jurado falló a mi favor y dijeron que me creían. 

Pienso en aquellas a las que no han creído o que tienen miedo de hablar porque piensan que no las creerán.  Y, solo quiero decir que lo siento a quienes no creyeron, porque no sé adónde habría ido mi vida si alguien, si no me hubiesen creído cuando dije que me había pasado algo”. 

Esta respuesta de los operadores jurídicos a la hora de atender el trauma es generalizada.

En verdad, en las facultades de derecho no se enseña nada sobre trauma. 

Por lo tanto, no sabemos sobre el trauma. Y se nota.

Pero  ¿acaso necesitamos saber de trauma, si sólo somos abogados, jueces, fiscales, funcionarios de justicia…?

Bueno, desde que tratamos con personas que acaban de sufrir un hecho traumático, como es el delito, entiendo que sí, que debemos formarnos en trauma.

Si estuviésemos formados en trauma, sabríamos que “El cuerpo lleva la cuenta”, como dice el título de Bessel Van Der Kolk. Y que cuando el cuerpo tiembla, nos puede estar hablando de trauma. 

Y que si ante un delito, la víctima no “reacciona”, precisamente, ésta es una forma de reaccionar, estar en congelamiento, que es una respuesta automática que tiene el ser humano para sobrevivir, cuando no ha encontrado ninguna mirada que le pueda ayudar, y cuando percibe que no puede ni huir ni luchar.

Formarnos en trauma nos ayudaría a saber como responder ante estas situaciones, cómo tratar a la víctima, cómo humanizarla y cómo atender mejor situaciones de trauma, en lo jurídico, sí.

 

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